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Poeta de reconocido prestigio, crítico de indudable calidad, ensayista imprescindible para conocer la lírica española contemporánea y excelente articulista, además de ganador del Premio Andalucía de periodismo en 1978, del Premio José María Pemán de artículos periodísticos en 1989 y del Premio Nacional de Poesía Vicente Núñez en 1991, Fernando Ortiz (Sevilla, 1947 – 2014) era ante todo un aficionado lector de poesía, no sólo española, y un gran conocedor del entorno literario en el que se movía. Era además un hombre alegre, brillante, sincero y disponible, que siempre tenía consejos para los jóvenes poetas y críticos, entremezclados con bromas literarias y charlas sobre la literatura y la vida. Desde la dimensión intimista, firmó versos que cantan el tiempo que lo arrasa todo excepto los recuerdos, y la derrota del hombre que no tiene otra opción sino la de sucumbir frente a su carrera; sin quejas excesivas, prefiriendo alternativamente un tono discreto y resignado o irónico y jocoso, sus palabras familiares, pero elegantes, musicales y medidas con cuidado, hacen que su poesía se asiente en la línea elegíaca finisecular, heredera de Luis Cernuda y de la Generación del 50.

Fernando Ortiz Sánchez nació en Sevilla el 8 de marzo de 1947. Cursó sus primeros estudios en el colegio de los Hermanos Maristas de la misma ciudad y, tras ser internado en el colegio del Frente de Juventudes en Toledo entre 1962 y 1964, volvió a Sevilla donde terminó el Bachillerato en El Santo Ángel. Desde que aprendió a leer, Fernando descubrió los clásicos de la literatura universal guardados en la biblioteca paterna. En 1967 se fue a Madrid para estudiar Ciencia Políticas y al final del primer curso empezó a trabajar en Televisión Española como corrector de estilo de los guiones traducidos, abandonando sus estudios; en 1971 obtuvo el diploma de la Escuela Nacional de Documentalista y lo nombraron Bibliotecario de Televisión Española. Desde el año siguiente, formó parte de la redacción de la revista madrileña La Estafeta Literaria, firmando tanto poemas como reseñas, y colaboró con Poesía Española, entonces dirigida por José García Nieto, y con Ínsula, cuyo director en aquel momento era el amigo José Luis Cano.

En 1974, Ortiz conoció a Francisco Brines y lo eligió como maestro fundamental para su aprendizaje poético. El mismo año, Televisión Española lo destinó a Sevilla, donde siguió hasta 1993, cuando la dejó por problemas de salud. Mientras tanto, entre 1974 y 1976, fue miembro de la asociación cultural Club Gorka y colaboró con la primera revista andaluza de información general con planteamientos democráticos: La ilustración regional. Junto con Abelardo Linares, en 1978 fundó la conocida revista literaria Calle del Aire y la relativa colección de libros donde publicaron, entre otros, Rafael Alberti, Aquilino Duque, Vicente Núñez, María Victoria Atencia, Antonio Carvajal, Pablo García Baena, Felipe Benítez Reyes y el mismo Fernando Ortiz. En esta temporada empezó su amistad con muchos poetas; entre ellos, algunos de los miembros del grupo cordobés de Cántico y del malagueño de Caracola. El mismo año, vio la luz el primer poemario de nuestro escritor, Primera despedida (1978).

Entre 1979 y 1981, Ortiz trabajó en la edición de la Gran Enciclopedia de Andalucía (1978-1981), coordenada por Manuel Ángel Vázquez Medel, encargándose de la mayoría de las entradas sobre los poetas de los siglos XIX y XX. En los años siguientes escribió artículos de crítica literaria para la sección “Libros” de la edición nacional del periódico El País y colaboró con la revista literaria jerezana Fin de siglo. En esta temporada, salió el segundo libro de poesía de Ortiz, Personæ (1981), dedicado al amigo y maestro Pablo García Baena, seguido por Vieja amiga (1984).

En 1985 fue nombrado jurado del Premio de la Crítica y directivo de la Asociación Española de Críticos Literarios, dimitiendo de ambas en 1990; mientras tanto, se publicaron los poemarios Marzo (1986) y La ciudad y sus sombras (1986). Los años noventa nos regalaron el mayor número de libros en verso de Ortiz: se editaron Recado de escribir (1990), Un funcionario (1991) y El verano (1992); a continuación, vio la luz la poesía completa hasta 1993, recogida en Vieja amiga (1975-1993) (1994), seguida por los poemarios Moneditas (1996) y Posdata (1999). El siglo XXI se abrió con cuatro antologías: Poetas en Sevilla. Antología poética de Fernando Ortiz, (2002), Versos y años. Poesía 1975-2003 (2003), Galería de Espejos (2007) y la edición ampliada de Vieja amiga. Poesía (1975-2008) (2008).

En 2010, Ortiz descubrió que tenía un adenocarcinoma pulmonar, y la posibilidad concreta de que se acercara el punto final ganó espacio en su obra, aunque él lo comentara con la ironía y el fino sarcasmo que nunca le faltaron. Con optimismo y sin perder el ánimo, nuestro autor encontró en la escritura una aliada en su lucha contra lo que el llamaba “el bicho”: el año siguiente se editaron Poesía de una vida. Antología poética 1978-2011 (2011) y el poemario Miradas al Último Espejo (Poesía 2007-2010) (2011), seguido por Después del Siglo XX (2012) y Plática (2012). Sus últimas composiciones se hallan recogidas en la antología publicada en Argentina, Pasos que se alejan. Antología poética 1978-2013, surgida de una intensa colaboración entre el autor y yo. Finalmente, el amigable intercambio de correos electrónicos en verso entre Ortiz y el joven amigo José Manuel Velázquez se publicó en mi edición del Epistolario en verso (2012-2013) entre José Manuel Velázquez y Fernando Ortiz (2014), en la Colección El Duende de la revista italiana Quaderni Ibero Americani.

Con ocasión del Día del Libro 2011, la Red Internacional de Universidades Lectoras y el Taller de Poesía del Máster de Escritura Creativa de la Universidad de Sevilla le rindieron homenaje a nuestro poeta, tanto por su obra creativa como por sus aportaciones críticas en libros como: Introducción a la poesía andaluza contemporánea (1981), La estirpe de Bécquer (1982), El elefante en la cristalería (1984), La caja china (1993), Verso y glosa (1996), Contraluz de la lírica (1998) y Lírica andaluza contemporánea (2007).

Como sugiere el título, ya desde su primer poemario Primera despedida (1978), Ortiz se despide de la infancia perdida, una época mítica de inocencia y despreocupación. Si Personæ (1981) descubre en su denominación la voluntad de homenajear a los amigos y a los grandes modelos de la tradición literaria, Vieja amiga (1984) remite tanto a la vida como a la poesía, mientas que el adjetivo antepuesto sugiere la mirada del hombre adulto, conciente de que los años han transcurrido. El recuerdo protagoniza así Marzo (1986), donde el despertar primaveral es metáfora de la niñez, en una evocación nostálgica de los primeros años felices pasados en Sevilla que sigue en La ciudad y sus sombras (1986). A su vez, Recado de escribir (1990) reafirma la tarea primordial del verso: cantar las reminiscencias del pasado, papel que desempeña magistralmente en Un funcionario (1991): un imaginario hijo de Antonio de Aldana narra la heroica historia del antepasado Francisco de Aldana, el poeta y capitán que se sacrificó en nombre de sus propios principios.

El verano (1992) recupera la simbología de las estaciones: el título remite a la juventud y al amor, único consuelo a la melancolía y a la soledad que prevalecen en la primera etapa de la trayectoria creativa de Ortiz. Moneditas (1996) inaugura entonces el nuevo ciclo de un sujeto lírico maduro que ya ha aceptado su destino: objetos aparentemente insignificantes guardan escondidos los momentos felices y los traen a la luz al sacarlos de su caja china. La vejez se describe ahora desde el humor, como en la denominación de Posdata (1999) que denota un momento o una actividad terminada, anunciando la temporal ausencia de libros que le sigue, pese a que aparecen inéditos en las antologías publicadas en este periodo.

La posterior lucha contra la enfermedad desde la ironía marca la vuelta a la escritura de los últimos años de vida de Ortiz: los poemarios Miradas al Último Espejo (Poesía 2007-2010) (2011) y Después del Siglo XX (2012) se mofan constantemente del final que incumbe, cristal deformante desde el que se observa el mundo. A continuación, Plática (2012) debe su nombre al discurso a cátedra de Fray Luis de León, quien rechazó los chanchullos y prefirió asumir las consecuencias de su sinceridad intelectual. Finalmente, el Epistolario en verso (2012-2013) entre José Manuel Velázquez y Fernando Ortiz (2014), recoge el intercambio epistolar digital surgido en noviembre de 2012 a raíz de un correo electrónico enviado por un joven poeta sevillano, todavía desconocido y con un nombre prometedor, asiduo lector del blog personal de Ortiz activo desde 2009, en el que publicaba sus versos, sus textos de crítica y los estudios sobre sus obras. El mensaje en forma de soneto de Velázquez dio vida a un juego poético que duró hasta noviembre de 2013, dos meses antes del fallecimiento del maestro; las misivas dan cuenta de las posturas distintas: desde el primer momento, los dos se dieron cuenta de que observaban el mundo desde perspectivas diferentes, pero eligieron solucionar las divergencias desde la risa y la burla, rigurosamente en verso. El libro incluye además un poema de Velázquez fechado a 30 de enero de 2014 y escrito al recibir la noticia de la muerte de Ortiz.

Aficionado lector que reconoce en Francisco Brines a su mayor maestro del que hereda el principal protagonista de sus creaciones, el tempus fugit, Ortiz alterna en sus poemas el tono discreto y resignado a la ironía y al escarnio, prefiriendo un léxico familiar, aunque elegante y musical. La composiciones sugerentes, confesionales y meditativas, a veces amargas y a menudo divertidas, dan cuenta de las preocupaciones existenciales y de las emociones del autor, sometidas a una percepción personal del tiempo que provoca nostalgia y que, sin embargo, encuentra alivio en el cariño de los seres queridos, en la tranquilidad, en la luz de Andalucía, en los pequeños detalles cotidianos y en el poder lenitivo de la poesía, concebida como deseo de autenticidad y medio de comprensión de la realidad, como leemos en “El sueño de los hombres” de la colección Después del Siglo XX: “La Redención. ¿La Redención?... No creo. / Pero sería buena para el hombre. / Daría fe, al fin, de que estuvimos / aquí con nuestro amor y nuestro miedo, / nuestra miseria y algo de divino. / Y a la Poesía debo agradecerle / que vislumbrar me hiciera lo sagrado. / Mi vida, qué lejanos olivares”.

Al mismo tiempo, el acto creativo es fidelidad al ritmo, ejercicio de búsqueda de la palabra exacta y, sobre todo, transcripción de una original visión del mundo, reinterpretado desde la percepción íntima del autor, como revela la composición “La cometa”, de Último espejo: “Echó el niño su cometa / para que subiera al sol. / Al poquito se fue al suelo / y con ella, su ilusión. // El que espera, desespera, / dice la voz popular. / Y por eso, como el niño, / lancé mi verso a volar. // ¿Y si un día el niño viera / su cometa alzarse más / y más y más, allá arriba, / como una estrella fugaz?”.

La poética de Ortiz se construye así alrededor de unos conceptos esenciales: la visión sobre el tiempo que cambia a lo largo del viaje de la vida según la edad y la situación, la memoria que transforma los momentos de la existencia aportando matices nuevos en cada circunstancia, el amor y la amistad en los que estriba el consuelo al caos del mundo, la fe en el milagro de la palabra y los grandes maestros de la tradición literaria. Entre los que alimentan la escritura de Ortiz, recordamos: desde España, Fray Luis de León, Francisco de Aldana, Garcilaso, Francisco de Quevedo, Luis de Góngora, los poetas del barroco sevillano cercanos a los metafísicos ingleses –Juan de Arguijo, Andrés Fernández de Andrada, Francisco de Medrano–, Blanco White, Gustavo Adolfo Bécquer, Antonio y Manuel Machado, Juan Ramón Jiménez, Luis Cernuda, Rafael Alberti, Pablo García Baena y el grupo Cántico, Blas de Otero, José Hierro, Juan Gil-Albert, Francisco Brines, Jaime Gil de Biedma; de otros países, Thomas Stearns Eliot, Jorge Luis Borges, Konstantinos Petrou Kavafis, Ezra Pound. Entre ellos, sin duda las presencias dominantes y más persistentes son Cernuda, Gil de Biedma, Brines y Eliot. Por supuesto, todo esto va acompañado por la actitud vitalista de un poeta que filtra lo trascendente y metafísico desde el existencialismo.

Libros de Fernando Ortiz

Poesía

Ortiz, Fernando (1978). Primera despedida, Sevilla, Editorial Católica, Col. Aldebarán.

______ (1981). Personæ, Sevilla, Calle del Aire.

______ (1984). Vieja amiga, Madrid, Trieste.

______ (1986). Marzo, Madrid, Trieste.

______ (1986). La ciudad y sus sombras, Sevilla, Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Sevilla.

______ (1990). Recado de escribir, Sevilla, Renacimiento.

______ (1991). Un funcionario, Málaga, Suplementos de Galeote.

______ (1992). El verano, Córdoba, Diputación Provincial de Córdoba.

______ (1994). Vieja amiga (1975-1993), Granada, Ed. Comares, Col. La Veleta.

______ (1996). Moneditas, Valencia, Pre-Textos.

______ (1999). Posdata, Valencia, Pre-Textos.

______ (2002). Poetas en Sevilla. Antología poética de Fernando Ortiz, Sevilla, Ayuntamiento.

______ (2003). Versos y años. Poesía 1975-2003, ed. del autor, introd. de Emilio Barón, Sevilla, Fundación José Manuel Lara, Col. Vandalia - Serie Mayor, n. 7.

______ (2007). Galería de Espejos, ed. y notas de Antonio M. Sánchez, Madrid, Hiperión.

______ (2008). Vieja amiga. Poesía (1975-2008), ed. del autor, Córdoba, Ed. Almuzara.

______ (2011). Poesía de una vida. Antología poética 1978-2011, ed. del autor, Sevilla, Diputación de Sevilla.

______ (2011). Miradas al Último Espejo. (Poesía 2007-2010), prólogo de Francisco Brines, Sevilla, Diputación de Sevilla.

______ (2012). Después del Siglo XX, Sevilla, Isla de Siltolá.

______ (2012). Plática, prólogo de José Julio Cabanillas, Sevilla, Fundación Altair.

______ (2013). Pasos que se alejan, ed. de Marina Bianchi, Buenos Aires, Viajera Editorial.

______ (2014). Epistolario en verso (2012-2013) entre José Manuel Velázquez y Fernando Ortiz, ed. de Marina Bianchi, Roma, Nuova Cultura, col. El Duende, n. 6.

Ensayos

Ortiz, Fernando (1981). Introducción a la poesía andaluza contemporánea, Sevilla, Calle del Aire.

______ (1982). La estirpe de Bécquer, Jerez de la Frontera, Libros Fin de Siglo. [2.ª ed. corregida y aumentada: (1985). Sevilla, Editoriales Andaluzas Unidas, col. Biblioteca de la Cultura Andaluza, n. 20].

______ (1984). El elefante en la cristalería, Sevilla, Alfar.

______ (1988). El hombre del Renacimiento, Sevilla, Monte de Piedad y Caja de Ahorros.

______ (1992). Sevilla y los sevillanos, Sevilla, Alfar.

______ (1993). La caja china, Valencia, Pre-Textos.

______ (1994). Manual del veraneante perpetuo, Sevilla, La Carbonería.

______ (1996). Verso y glosa, Valencia, Pre-Textos.

______ (1997). Sevilla (Pequeña historia de una gran ciudad), Sevilla, Fundación El Monte.

______ (1998). Contraluz de la lírica, ed. e introd. de José Mateos, Valencia, Pre-Textos.

Ortiz, Fernando y Colón, Carlos (1999). La imprenta de San Eloy, pinturas y dibujos de Joaquín Sáenz, Valencia, Pre-Textos.

Ortiz, Fernando (2001). Apuntes autobiográficos y otros papeles, Valencia, Pre-Textos.

______ (2005). La ruta bética romana, ilustraciones de Diego Gadir. Sevilla, Grupo Pandora.

______ (2007). Lírica andaluza contemporánea, Córdoba, Ed. Almuzara.

Ediciones a cargo de Fernando Ortiz

Linares, Abelardo y Ortiz, Fernando (eds.) (1978). Homenaje a Juan Gil-Albert, Sevilla, Calle del Aire.

Cernuda, Luis (1981). Epistolario inédito de Luis Cernuda, recopilación y prólogo de Fernando Ortiz, Sevilla, Servicio de Publicaciones del Ayuntamiento, Col. Compás.

García Ulecia, Alberto (1985). Antología (1964-1981), selección, prólogo y notas de Fernando Ortiz, Sevilla, Ediciones Andaluzas Unidas, Col. Guadaíra.

Romero Murube, Joaquín (1995). Sevilla. Antología de prosas, selección y prólogo de Fernando Ortiz, Sevilla, Fundación Cultural El Monte.

García Baena, Pablo (2000). Recogimiento. Poesía 1940-2000, introd. de Fernando Ortiz, Málaga, Ayuntamiento de Málaga, Col. Ciudad del Paraíso.

Cernuda, Luis (2002). Música cautiva (Antología poética), selección y prólogo de Fernando Ortiz, Sevilla, Comisión del Centenario del nacimiento de Luis Cernuda.

García Ulecia, Alberto (2005). Poesía 1964-2003, ed. de Fernando Ortiz, Sevilla, Fundación José Manuel Lara, Col. Vandalia mayor.

______ (2005). Temas e intérpretes flamencos, ed., recopilación y prólogo de Fernando Ortiz, Sevilla, Fundación José Manuel Lara.

Blog personal:

Ortiz, Fernando. Fernando Ortiz: apuntes y reflexiones. Literatura: Poesías, ensayos y artículos de los que soy autor, <http://fernandortizreflexiones.blogspot.it/>.

Bibliografía critica sobre Fernando Ortiz

Libros:

Barón, Emilio (ed.) (2007). La poesía de Fernando Ortiz, Sevilla, Alfar.

Sánchez, Antonio Miguel (1999). El tiempo en la poesía de Fernando Ortiz, tesis doctoral, University of Ottawa.

______ (2005). Cuestión de tiempo. La poesía de Fernando Ortiz, Sevilla, Alfar.

Números monográficos de revistas y publicaciones colectivas dedicados a Fernando Ortiz:

AA. VV. (20 mayo 1994). La Mirada, suplemento cultural de El Correo de Andalucía, Sevilla, n. 18.

______ (2010). Poesía de una vida [ponencias del homenaje a Fernando Ortiz del Centro Andaluz de las Letras, 16 de febrero de 2010, Sevilla, Biblioteca Pública Infanta Elena], en el blog personal Fernando Ortiz: apuntes y reflexiones. Literatura, poesías, ensayos y artículos de los que soy autor, 2010, <http://fernandortizreflexiones.blogspot.com/2010/02/poesia-de-una-vida_20.html>.

______ (mayo 2011). Fernando Ortiz, poesía de una vida, separata de El Maquinista de la Generación, Málaga, nn. 20-21.

Artículos (selección):

Barón, Emilio (1982). “Fernando Ortiz, poeta andaluz”, Nueva Estafeta, n. 47, 1982. [Luego recogido en: Barón, Emilio, (1991), Después de Cernuda y otros ensayos, Almería, Zéjel, pp. 57-70].

______ (1996). “Fernando Ortiz: el poeta y su oficio”, en Id., Después de Cernuda y otros ensayos, Almería, Zéjel, pp. 71-76.

Bianchi, Marina (2011). “Miradas al último espejo: la despedida de Fernando Ortiz”, Olivar, Revista de Literatura y Cultura Española, n. 16, año 12, pp. 179-198.

______ (diciembre 2012). “Del yo y sus espejos: la herencia de T. S. Eliot en la Autobiografía poética de Fernando Ortiz”, Ínsula. Revista de letras y ciencias humanas, n. 792, pp. 6-12.

Duque, Aquilino (1984). “La obra escrita de un agitador literario”, en Id., Metapoesía, Sevilla, Ayuntamiento, pp. 107-110.

García Martín, José Luis (1992). “Tradición y originalidad”, en Id., La poesía figurativa, Sevilla, Renacimiento pp. 76-87.

Tortajada, Vicente (1991). “Todo se puede hablar”, Turia, n. 16, pp. 223-235.

Bergamo (Italia), julio de 2019

Información adicional

  • Universidad Studi di Bergamo
  • Investigador Marina Bianchi
  • Publicación Jueves, 14 Noviembre 2019

Rafael de Cózar (Tetuán, 1951 – Bormujos, Sevilla, 2014) fue catedrático de Literatura Española en la Universidad de Sevilla, afamado estudioso de las vanguardias, crítico, artista poliédrico, narrador, poeta y poeta visual. El escritor fue además Presidente de la Sección Andaluza de la Asociación Colegial de Escritores de España entre 1982 y 2002, miembro asesor del Centro Andaluz de las Letras desde su fundación y hasta el final de su vida, Director Literario de la editorial El Carro de la Nieve, y colaboró con distintos medios de prensa, entre ellos, ABC, El País, Diario 16 y Canal Sur.

Con tan solo siete años se acercó a la pintura, luego a la literatura desde los catorce, a la escritura a los dieciocho y, desde 1970, se dedicó a fundir las dos vertientes en la poesía visual y ésta con otros artes, sin nunca restarle importancia a la poesía discursiva en su sentido tradicional: en sus creaciones, ésta se integra con la dimensión plástica sin desnaturalizarla.

Desde los once años, Cózar pasó su adolescencia en Cádiz, donde estudió los primeros cursos de la carrera de Filología, luego terminada en la Universidad de Sevilla a la que pasó en 1969. En Cádiz y en 1971, fue miembro fundador del grupo literario Marejada, junto a Jesús Fernández Palacios, José Ramón Ripoll, Francisco Crespo, Fernando Samaniego, Emilio Martínez y José Ramón Casáis, e integrante de la comisión que estos jóvenes constituyeron para organizar la publicación del número único de la revista homónima, que vio la luz en 1973. Desde 1972 se instaló definitivamente en Sevilla, donde más tarde ocupó la plaza de ayudante en el Departamento de Literatura Española en el que trabajó hasta tres años antes de su fallecimiento. En Sevilla, participó en el proyecto editorial de la efímera revista Calle del Aire (1977-1978), junto con Fernando Ortiz y Abelardo Linares, que colaboraron en la redacción del primer número –y único de la primera época– de 1977. Ya desde finales del mismo año, Cózar se alejó de la revista, por su distinta forma de concebir la creación poética: era un defensor a ultranza del experimentalismo, mientras que sus compañeros estaban a favor de una poesía moderna que recuperara la tradición y rechazara las vanguardias.

Su trayectoria poética empezó con los poemas caligrafiados o decorados de Sinfonía n. 1 en negro de Cózar (ma non troppo) (1980), obra imposible de encontrar por estar publicada en edición no venal. Sus composiciones ya adelantan la centralidad del amor, de la soledad, de la noche, de la original simbología de los elementos naturales, de las imágenes sorprendentes, plásticas, cromáticas y siempre sensoriales, con unas puntuales incursiones metapoéticas que vuelven a lo largo de la trayectoria creativa de nuestro autor.

La siguiente entrega, Entre Chinatown y Riverside: los ángeles guardianes (1987), se incluyó luego en Poemas. Ojos de uva (1988) como primera sección del libro, donde la segunda y la tercera son, respectivamente, “Últimas páginas de una historia: Ojos de uva (1984-1986)” y “Epílogo”. Se trata de poemas escritos entre 1980 y 1988 que, en su conjunto, dan cuenta de una historia de amor que trae la inspiración de una experiencia y de una persona reales, aunque reelaboradas artísticamente: como aclara Cózar en la teoría poética expuesta en el prólogo, la escritura en verso no es un enfrentamiento con la realidad, sino con el lenguaje, en una evidente herencia de Poe, de Baudelaire, de Mallarmé y de Bécquer. El primer apartando de “Entre Chinatown y Riverside: los ángeles guardianes”, redactado durante la estancia del autor en la Internacional House, se desarrolla en el escenario de Nueva York y es un poema epistolar que consta de trece fragmentos, donde la emoción se percibe desde la inmediatez del presente. A continuación, “Últimas páginas de una historia: Ojos de uva (1984-1986)” se aleja cronológicamente de la relación para revivir el pasado en la memoria, desde la aceptación del final del amor, aunque idealizándolo. “Epílogo” cierra el poemario con otras inquietudes y otras musas que contribuyen en borrar la sombra de la amada del comienzo, con una mirada hacia el futuro como esperanza de nuevos encuentros.

Tras la publicación de las dos plaquettes Rafael de Cózar. Antología poética (1995) y Poemas (1998), una amplia selección de las creaciones poéticas de Cózar hasta 2004 se recogieron en la antología Con-cierto Visual Sentido (Poemas 1968-2004) (2006), donde algunas de las composiciones tradicionales en verso tienen una nota a pié de página que hace referencia a la respectiva creación visual de la sección final de poemas decorados, caligramas, poemas visuales y poemas ilustrados.

Dos años más tarde ve la luz Piel iluminada (2008), una antología de veintitrés poemas visuales publicados e inéditos, con la trascripción de los versos en las páginas pares y las composiciones visuales que los acogen en las impares; según se lee en la nota de Cózar a la edición, son composiciones de los años setenta. Las creaciones aquí recogidas marcan la centralidad del deseo, de la plenitud de la experiencia amorosa y del cuerpo, presencia constante que se vuelve casi obsesiva tanto en las palabras como en las imágenes. El libro incluye además tres homenajes poéticos, a Gustavo Adolfo Bécquer, a José Hierro y a Antonio Machado.

Los huecos de la memoria (2011), libro elaborado entre 1977 y 1980, se compone de dos partes: una de poemas a su vez dividida en dos apartados, “La copa de los ecos” y “Sombras de tus ecos”, –ambos cerrados por un dibujo en blanco y negro del mismo Cózar– y una final de poesía visual. Los versos proponen un recorrido desde el abandono hasta la esperanza, desde la nostalgia y la no aceptación hasta la resignación y el recuerdo, etapas a las que remiten las dos secciones: “La copa de los ecos” recoge las composiciones que aún conservan los restos de un amor recientemente perdido y “Sombras de tus ecos” reúne las que miran desde la memoria y desde el vacío de la soledad. No faltan el vitalismo, el ingenio y el humor, aunque prevalece la tristeza por el amor perdido inspirado en una persona real.

El extenso poema de setecientos versos del último libro, Cronopoética (2013), subtitulado “Balance provisional”, es acompañado por unos dibujos en blanco y negro del autor y propone un recorrido biográfico que abarca tanto lo personal, con referencias a las influencias literarias, a los viajes, a las experiencias amorosas, como la época en que vivió desde su juventud y hasta 2001, con alusiones a políticos, al cine, a la música, a la moda y a hechos históricos. Se trata entonces de la narración en verso del viaje de la vida, en el que el hombre maduro observa el pasado y lo devuelve en un tono a veces desenfadado, otras irónico, otras nostálgico, y siempre mezclando la experiencia y la reflexión.

Finalmente, en 2015 salió Ojos de uva, una reedición póstuma del libro de 1988 por deseo Natalia Turrión, la viuda de Cózar, con edición a cargo de Pisco Lira y Manuel García; en esta nueva versión se añadieron tres caligramas y cinco fotografías.

Frente a la coherencia temática que remarca la centralidad del amor, del erotismo, del paso del tiempo, de la evocación del pasado desde el recuerdo, la nostalgia y el ensueño, en la trayectoria poética de Cózar se detecta una evolución del lenguaje desde una mayor hermetismo –aunque nunca excesivo– en los setenta, debido a una mayor influencia de las vanguardias, hasta una escritura más transparente, aunque siempre audaz. Pese a su predilección por el verso libre, el cuidado de los elementos rítmicos y métricos produce una musicalidad interna en cada poema, desde los más cortos hasta los más extensos.

La tradición y la experimentación se compaginan en todo momento, en una teoría poética que se inspira en Bécquer y en su concepción del amor como recuerdo reelaborado por la imaginación, distanciado del momento en que surge la emoción. Este planteamiento toma forma en composiciones en las que se perciben los ecos de grandes maestros de la poesía española y europea, las imágenes cargadas de misterios sorprenden al lector, las metáforas literarias usuales aparecen al lado de las insólitas, las palabras devuelven lo plástico y lo cromático que en muchos casos se concreta en las creaciones visuales, en una poesía para ver y leer al mismo tiempo. La influencia del Surrealismo se complementa con la del Postismo en los versos y con el legado del Expresionismo en las composiciones verbovisuales de Cózar donde, a diferencia de la mayoría de los autores de este género mixto que conceden cada vez más espacio a lo figurativo, las dos vertientes se complementan mutuamente, pero podrían leerse de forma independiente: es una relación de convivencia que, según Cózar, se inspira en el emblema de los siglos XVI y XVII, y que en mi opinión debe mucho a la herencia del caligrama.

El resultado de la peculiar concepción poética de Cózar es una poesía que Manuel Ramos Ortega, en la introducción a la antología Con-cierto Visual Sentido (Poemas 1968-2004), describe como “fuerte, impactante, cálida, irónica y tierna a la vez”, poniendo de relieve el rigor de las imágenes, la sinceridad, el vitalismo, la proyección autobiográfica y la importancia de la intimidad.

Con referencia a la prosa, Cózar es autor de las novelas El motín de la residencia (1978) y El corazón de los trapos (1997), que mereció el Premio Mario Vargas Llosa en 1996; además, algunos de sus relatos se hallan recogidos en Bocetos de los sueños (2001). Como buen defensor de la transgresión de las fronteras entre los géneros –no sólo entre las artes–, que consideraba como convenciones sociales que además evolucionan con el tiempo, tanto en la narrativa como en la poesía, Cózar reiteraba el mismo tema casi de forma obsesiva: el amor hacia la mujer, que aparece en sus creaciones como plenitud, pero sobre todo como fracaso, como pérdida y soledad. Tanto es así, que la novela El corazón de los trapos comparte con los poemas de Los huecos de la memoria la misma historia sentimental y los personajes reales de los que traen la inspiración. En ambos géneros, otra firme presencia es la del tiempo, que marca el paso de los días hacia el inevitable final y hace que el recuerdo se vuelva protagonista.

La experimentación poética fue objeto no sólo de la obra creativa de Cózar, sino también de sus estudios teóricos, hoy referencias imprescindibles para los especialistas: tras su memoria de fin de carrera sobre el Postismo y Carlos Edmundo de Ory, que en 1978 conllevó la edición de Metanoia de Ory para Cátedra, escribió su tesis doctoral Fundamentos históricos de la experimentación poética española (1984), dirigida por Francisco López Estrada. El extenso ensayo ganó el Premio Ciudad de Sevilla para Tesis doctorales en 1986, y unos años después se publicó con el título de Poesía e imagen. Poesía visual y otras formas literarias desde el siglo IV a. C. hasta el siglo XX (1991). Cózar también es autor de la monografía Vanguardia o tradición (2005). Como muchos de sus artículos científicos, estos trabajos subrayan la vigencia de la vanguardia y su constante presencia en la historia de la literatura. Como investigador, trabajó además sobre autores y movimientos literarios del siglo XX, como Antonio Machado, Ramón del Valle Inclán, los poetas de la Generación del 27, la literatura andaluza y de la posguerra.

Muy amigo de Arturo Pérez Reverte, Cózar hasta se volvió personaje de la serie del Capitán Alatriste, y concretamente de El caballero del jubón amarillo (2003). Como su yo lírico, en la realidad también era un hombre vital, alegre, irónico, surrealista, expansivo y generoso de ánimo. La noche del 12 de diciembre de 2014, en su casa de Bormujos en la provincia de Sevilla, un incendio puso fin a su vida y se llevó gran parte de su notable biblioteca.

Libros de Rafael de Cózar

Poesía

Cózar, Rafael de (1980). Sinfonía n. 1 en negro de Cózar (ma non troppo), Sevilla. [ed. no venal].

______ (1987). Entre Chinatown y Riverside: los ángeles guardianes, Nueva York, Lautaro. [Nueva ed. aumentada: 2004. Sevilla, Lautaro].

______ (1988). Poemas. Ojos de uva, Sevilla, Lautaro. [Nueva ed. aumentada: 2015. Ojos de uva, Sevilla, Point de lunettes].

______ (1995). Rafael de Cózar. Antología poética, San Roque (Cádiz), Ayuntamiento/Universidad de Cádiz, col. Aula de Literatura “José Cadalso”. [Plaquette].

______ (1998). Poemas, Palma de Mallorca, Universitat de les Illes Balears. [Plaquette].

______ (2006). Con-cierto Visual Sentido (Poemas 1968-2004), Sevilla, RD Ediciones. [Antología].

______ (2008). Piel iluminada, Sevilla, Fundación Aparejadores. [Antología de poemas visuales].

______ (2010). Rafael de Cózar, Boek861 (ed.), n. de la revista Boek Visual, <https://issuu.com/boek861/docs/rafael_de_c_zar> (consultado 25.11.2018). [Antología de poemas visuales].

______ (2011). Los huecos de la memoria, Sevilla, Ediciones en Huida, col. Crepusculario.

______ (2013). Cronopoética, Sevilla, Guadalturia.

Narrativa

Cózar, Rafael de (1978). El motín de la residencia, Sevilla, Padilla.

______ (1997). El Corazón de los trapos, Madrid, Libertarias Prodhufi.

______ (2001). Bocetos de los sueños, Cádiz, Col. Calembé.

Ensayos

Cózar, Rafael de (1984). Fundamentos históricos de la experimentación poética española, tesis doctoral, Sevilla, Universidad de Sevilla, <http://fondosdigitales.us.es/tesis/tesis/223/fundamentos-historicos-de-la-experimentacion-poetica-espanola/> (consultado 11.11.2018).

______ (1991). Poesía e imagen. Poesía visual y otras formas literarias desde el siglo IV a. C. hasta el siglo XX, Sevilla, El Carro de la Nieve.

______ (2005). Vanguardia o tradición, Sevilla, Mergablum.

Principales ediciones de la obra de otros

Ory, Carlos Edmundo de (1978). Metanoia, ed. de Rafael de Cózar, Madrid, Cátedra. [2da edición: 1990, por la misma editorial].

Moreno Villa, José (2012). Poemas, ed. de Rafael de Cózar, Sevilla, Junta de Andalucía.

Leiva, Ángel (1933).Regreso al sur. Antología poética, ed. de Rafael de Cózar, Sevilla, Lautaro.

Montesinos, Rafael (1995). Antología Poética 1944-1995, ed. de Rafael de Cózar, Sevilla, Diputación.

Ediciones de antologías colectivas

Cózar, Rafael de (ed.) (1977). Nueva poesía Sevilla, Madrid, Zero ZYX.

______ (1981). Narradores Andaluces, Madrid, Legasa Literaria.

______ (1985). Cuerda andaluza de pícaros, murcios y embaucadores (antología), Granada, Editoriales Andaluzas Unidas S.A., col. Biblioteca de cultura andaluza.

______ (1988). Relatos amorosos de hoy (Antología), Sevilla, El Carro de la Nieve.

______ (1988). Antología de poesía erótica actual. Polvo serán…, Sevilla, El Carro de la Nieve.

______ (2002). Poetas en Sevilla, Sevilla, Ayuntamiento/Distrito Casco antiguo, col Alameda.

Ediciones de actas de congresos

Cózar, Rafael de (ed.) (1998). Panorama del 27: diversidad creadora de una generación: Sevilla 1927-1997, Sevilla, Fundacion el Monte/Universidad de Sevilla.

Bibliografía crítica sobre Rafael de Cózar

Díaz Rosales, Raúl (2014). “Cuestionario” [entrevista escrita a Rafael de Cózar], Tintas. Quaderni di letterature iberiche e iberoamericane, Experimental, monográfico dedicado a la poesía visual, ed. de Raúl Díaz Rosales, n. extraordinario, t. II Creaciones, pp. 129-132, <https://riviste.unimi.it/index.php/tintas/issue/view/517> (consultado 10.11.2018).

Gutiérrez Llama, José (ed.) (enero-febrero 2015). En memoria Rafael de Cózar (1951-2014), número monográfico de la revista literaria Ensentidofigurado, año 8, n. 2, pp. 5-45. [incluye una entrevista y textos sobre Rafael de Cózar de: José Gutiérrez Llama, Emilia Oliva y Ana Isabel Alvea Sánchez].

Iglesias Blandón, José (221/11/2012), “Entrevista a Rafael de Cózar. La distancia es un buen espejo critico que salva sólo a los supervivientes”, Andalucía Crítica, s. p., <http://joseiglesiasblandon.com/en%20medios/dejoseiglesiasblandon/entrevistarafaeldecozar.html> (consultado el 10.12.2018).

Moreno Ayora, Antonio (17/01/2015), “La original maestría de Rafael de Cózar”, Diario Córdoba, s. p., <https://www.diariocordoba.com/noticias/cuadernos-del-sur/original-maestria-rafael-cozar_933077.html> (consultado 25.11.2018).

Ramos Ortega, Manuel (1989), “Rafael de Cózar: Ojos de uva”, Ínsula, n. 516, pp. 23-24.

Bergamo (Italia), enero de 2019

Información adicional

  • Universidad Studi di Bergamo
  • Investigador Marina Bianchi
  • Publicación Sábado, 02 Marzo 2019

Figura ecléctica de reconocido prestigio y de difícil clasificación en las corrientes estéticas oficiales, Vicente Núñez es autor de versos, aforismos y ensayos aún poco estudiados. Los elogios de muchos de los miembros de la Generación del 27, las colaboraciones con reconocidas revistas literarias de la época y los homenajes que éstas le dedican representan el primer indicio del papel de Núñez en el debate cultural español de la segunda mitad del siglo veinte y dejan intuir el valor de su poesía que le ocasiona, entre otros, el Premio de la Crítica en 1983 para Ocaso en Poley, el nombramiento a Ateneísta de Honor del Ateneo de Córdoba en 1990, la Medalla de Oro del Ateneo en 2002 y, tres días después de su muerte, el Premio Luis de Góngora de las Letras Andaluzas.

Núñez nace en Aguilar de la Frontera (Córdoba), el 8 de junio de 1926, en una familia acomodada. Tras estudiar en otros pueblos de la misma provincia, en 1941 va a Málaga para cursar el bachillerato superior. Debido a los fracasos escolares, deja el instituto y se matricula en la Academia General; vuelve luego a Lucena y se muda a Madrid dos años más tarde, donde se diploma en 1947. En Granada, se matricula en la facultad de Derecho, como desea su padre; los amigos que estudian Letras y Filosofía lo inducen a componer sus primeros versos y la literatura lo distrae del Derecho, hasta abandonar los estudios cuando le faltan pocos exámenes para terminar. Se incorpora entonces en las Milicias Universitarias de Ronda (Málaga), donde comparte con el amigo Pedro Pérez-Clotet la afición por Rilke, y conoce a Antonio Gala y a Carlos Barral. En 1952, el padre de Núñez cierra su empresa y se traslada a Málaga, mientras que el poeta prefiere seguir estudiando en Sevilla, de nuevo sin terminar la carrera; vuelve entonces a vivir con sus padres y se acerca a la revista Caracola. Dos años más tarde, por medio de José Antonio Muñoz Rojas, Alfonso Canales y Bernabé Fernández-Canivell, publica su primer libro, Elegía a un amigo muerto, al que siguen Tres poemas en 1955 y Los días terrestres en 1957; mientras tanto, Núñez colabora con las revistas Cántico, Ínsula y, por supuesto, Caracola, participando en la vida literaria de Málaga.

En 1958, la muerte de la madre marca su personalidad: ya desilusionado por la poesía que le roba la vida y por la peculiaridad de su estilo que lo aleja de las tendencias estéticas de la época, sufre un trauma que concurre al abandono de la escritura. El verano del año siguiente se va a Madrid, donde suele comer en casa de la cordobesa Concha Lagos, con quien comparte la experiencia de Ágora, y vuelve a encontrar a Antonio Gala, con quien acude a las conocidas tertulias de la capital. El padre de Nuñez reacciona a la muerte de su mujer volviendo a Aguilar; su hijo le alcanza en Navidades, tras darse cuenta de que la metrópolis poco se acomoda a su estilo de vida. Aguilar es un refugio ideal, lejos del grande público que no logra entenderle: en su pueblo, se queda al margen de la vida literaria y abandona la escritura, para recuperar sus orígenes y recobrar el estado inicial anterior al acercamiento a la poesía.

En 1980, Poemas ancestrales marca la vuelta a la escritura, y al año siguiente Ocaso en Poley anuncia el éxito, confirmado por Cinco epístolas a los Ipagrenses en 1984 y por Teselas para un mosaico en 1985. En 1989, salen Sonetos como pueblos, Himnos a los árboles y la recopilación de artículos El suicidio de las literaturas, a los que sigue La gorriata en 1990. Finalmente, en los noventa Núñez experimenta una nueva forma expresiva: el sofisma que aparentemente logra vencer la antitesis entre vida y poesía, y libera al poeta de la esclavitud del verso gracias a su origen oral y, por ende, real. Publicados al principio en las páginas del Diario de Córdoba, los aforismos se recogen luego en los volúmenes Sofisma (1994), Entimema (1997), Sorites (2000) y Nuevos sofismas (2001). Núñez muere en su querido Aguilar, el 22 de junio de 2002; cinco años después sale la obra póstuma Rojo y sepia (2007), que reúne poemas inéditos escritos entre 1985 y 1987.

Para Núñez, el verso es la materialización de lo que percibe a su alrededor, de lo que observa, escucha, roza, huele, recuerda o siente: la trágica experiencia de Elegía a un amigo muerto; los recuerdos de la infancia de Los días terrestres; los pueblos y las ciudades, escenarios de la soledad del poeta en Sonetos como pueblos; la indisoluble unión de amor, muerte, mentira y poesía que define y caracteriza su conflicto interior en Ocaso en Poley; las muchas facetas del amor, sentimiento sin el que el hombre no podría vivir, en Teselas para un mosaico; las disertaciones metafísicas y las preguntas sobre la existencia de Epístolas a los ipagrenses e Himnos a los árboles. Sin embargo, el autor define la escritura como algo falso, un reflejo engañoso que pretende identificarse con el objeto real: la mentira de la poesía amenaza la vida, lo mismo que la inminencia de la muerte, consecuencia natural de la existencia humana, que el escritor considera como la oportunidad para fundirse armónicamente con la naturaleza. El amor está indisolublemente relacionado con el final de la existencia, puesto que el abandono conlleva una condición parecida a la muerte, y que la unión con la persona deseada se puede cumplir o convertir en eterna en el más allá. A menudo, morir significa volver a vivir, hasta llegar a una total identificación de las dos dimensiones que se confunden una con otra y ambas, a su vez, con el amor: vida, muerte y amor se mezclan en una relación circular de causa y efecto. Sobre ellos, otro elemento ejerce su influencia: la poesía, que es la causa de la muerte del hombre, es a la vez el único consuelo a la soledad y la única posibilidad de eternidad tras la vida terrenal. Poesía, amor, vida y muerte se funden en una densa red de relaciones, acompañadas por el paso del tiempo que origina los recuerdos, pero la memoria es selectiva y devuelve tan sólo unos momentos que aparecen al azar. Por lo tanto, el inexorable fluir temporal tiene una doble connotación: la esperanza del retorno del pasado en el recuerdo y la impotencia humana frente al acercarse de la muerte, que aun así encuentra su conclusión feliz en el paso a otra dimensión vital. Los temas se repiten, pero el efecto nunca es el mismo: la variedad métrica, los distintos niveles de simbolismo y las múltiples posibilidades interpretativas confieren originalidad y significados inesperados a cada lectura.

En los poemarios, Núñez descubre los cuatro elementos y sus contrastes, marcando inicialmente una separación entre la vida que es amor, y la poesía que coincide con la muerte. A partir de Ocaso en Poley, las dos vertientes se unen y se confunden entre sí, dando la ilusión de una gradual superación de las antinomias, hasta Himnos a los árboles: los vegetales, representación de los ipagrenses, constituyen el enlace con los orígenes y le permiten vencer la separación entre poesía y realidad. A pesar de que para entrar en la tribu de los árboles tiene que someterse a sus leyes y encerrarse en la soledad de su pequeño pueblo natal, tras superar los contrastes entre vida y verso, el escritor logra solucionar su primer conflicto: la oposición entre la vida y la muerte. Sin embargo, la positiva visión panteísta deja paso al pesimismo cósmico en La gorriata: si amor, vida, muerte y poesía coinciden, así como el verso es una imagen engañosa, cualquier esperanza no es más que pura ilusión; nada es eterno, ni siquiera la poesía.

Como consecuencia, Núñez abandona otra vez el canto; esta vez no elige el silencio, sino una nueva modalidad expresiva que logre superar la falsedad del verso: los sofismas, que a menudo evocan los refranes y los dichos populares andaluces, y reflexionan sobre la existencia, la memoria, la verdad, el error, el pensamiento, el arte y el amor. Si por la estructura formal cabe situarlos en el género aforístico, el contenido recuerda los poemas: los temas coinciden con los de la producción lírica, y encuentran aquí su ampliación y explicación. El sofisma expresa un pensamiento autónomo que se completa en su brevedad sin renunciar a la profundidad y a la elegancia del verso, en una dimensión alternativa donde todo es posible, donde el escritor recobra la vida del hombre y el silencio del canto encuentra su voz, creando la ilusión de superación de cualquier contraste. Pese a ello, las denominaciones remiten al silogismo filosófico– Sofismas, Entimema y Sorites– y sugieren que el razonamiento retórico puede llegar a comprobar dos tesis opuestas o a convencer de la veracidad de una mentira: el engaño es algo propio de toda práctica literaria, artística o vital, y la palabra no designa, no describe, no dice.

Aunque el lenguaje es siempre falso y el escritor sólo puede proferir mentiras, en cada uno de sus textos, poemas, ensayos o aforismos, Núñez sugiere que hay algo más: una verdad escondida en lo ‘no dicho’, que se entrevé porque, cuando miente y a la vez declara abiertamente que está engañando a sus lectores, les está entregando las claves para entender la verdad. En resumen, en sus poemas Núñez se declara víctima de “la Ramera” –la poesía– que lo seduce para luego robarle la vida y el amor; en cambio, en los últimos años, cuenta su victoria lograda mediante los sofismas, concluyendo al final que también los aforismos son expresión poética y por ende falsos. Ello no obstante, nos sugiere que sus palabras no devuelven una imagen alterada de la realidad, al revés, ponen de manifiesto la pura verdad y la paradoja consiste en que ésta se revela en el mismo hecho de recurrir metódicamente a la mentira: detrás de la oscuridad y del silencio, la poesía canta la vida, mintiendo o pasando detalles bajo silencio si es necesario, pero sin dejar de ser autobiográfica.

La confesión más explícita se encuentra en el libro póstumo Rojo y sepia, donde el poeta declara desde el principio que se trata de una obra diferente de las demás, debido a que no surge de la deformante perspectiva de la mentira que confunde los hechos: el autor quiere presentar sus recuerdos con sinceridad y ofrecer una secuencia de imágenes llenas de abrazos, de besos y de declaraciones de amor. Lamentablemente, esto sólo se puede decir en el libro póstumo: las obras publicadas en vida tienen que cumplir con el pacto del silencio que impone que el “abrazo estéril” sólo pueda ser vivido en la clandestinidad. Por lo tanto Núñez se esconde tras la máscara del poeta que sólo escribe, que no vive y que no ama, aunque sin renunciar a ello: elige hacerlo en secreto para revelarlo en el momento final, pero avisa desde el principio que detrás de las palabras hay un código formado no sólo por lo que escribe sino también por lo que omite.

Bibliografía

Libros de poesía de Vicente Núñez:

Núñez, Vicente (1954). Elegía a un amigo muerto. Málaga: Imprenta Dardo - col. A Quien Conmigo Va.

_________ (1955). Tres poemas ancestrales. Málaga: Cuadernos de Poesía.

_________ (1957). Los días terrestres. Madrid: ed. Rialp S.A., col. Adonais.

_________ (1980). Poemas ancestrales. Sevilla, col. Calle del Aire.

_________ (1982). Ocaso en Poley. Sevilla: Renacimiento, Sevilla.

_________ (1984). Cinco epístolas a los ipagrenses. Córdoba: Diputación Provincial.

_________ (1985). Teselas para un mosaico. Córdoba: Diputación Provincial.

_________ (1989). Sonetos como pueblos. Córdoba: col. Cuadernos de Ulía, Fernán Núñez.

_________ (1989). Himnos y texto (Himnos a los árboles; El suicidio de las literaturas). Córdoba: Cultura y Progreso - col. Paralelo 38, n. 2.

_________ (1990). La gorriata. Antequera – Málaga: col. Luz de la atención.

_________ (1994). Sofisma. Sevilla: ed. Renacimiento.

_________ (1997). Entimema. Málaga: ed. Imprenta Sur - col. Llama de Amor Viva, n. 18.

_________ (2000). Sorites. Córdoba: Asociación Cultural Andrómina, col. Plumas y Palabras.

_________ (2001). Nuevos sofismas. Valencia: col. Hoja por ojo, Germanía, Alzira.

Obra completa de Vicente Núñez:

_________ (2008). Poesía y sofismas I. Poesía, ed. de Mguel Casado. Madrid: Visor.

_________ (2010). Poesía y sofismas II. Sofismas, ed. de Mguel Casado. Madrid: Visor.

Antologías poéticas de Vicente Núñez:

_________ (1987). Antología poética, ed. de Rafael Ballesteros. Málaga: col. Puerta del Mar.

_________ (1988). Poesía (1954-1986), ed. de Guillermo Carnero. Córdoba: Diputación Provincial.

_________ (1995). Poesía (1954-1990), ed. de Guillermo Carnero. Córdoba: Diputación Provincial.

_________ (2000). Viaje al retorno. Madrid: ed. Signos - Huerga & Fierro.

_________ (2002). El fulgor de los días. Córdoba: ed. CajaSur - col. Los cuadernos de Sandua.

_________ (2003). Mío amor, ed. de Vicente Tortajada. Sevilla: Renacimiento.

_________ (2007). Plaza Octogonal. Poesía reunida (1951-2002), ed. de Miguel Casado. Málaga: Ciudad del Paraíso.

_________ (2007). Antologia poetica, ed. y trad. de Marina Bianchi. Bari: Levante Editori.

_________ (2009). Sofisma, ed. y trad. de Marina Bianchi. Rende (Cs): Nuova Arintha.

Libros de ensayos de Vicente Núñez:

_________ (2003). El suicidio de las literaturas (ensayo y crítica literaria, 1952-1999), ed. de Francisco Javier Torres. Benalmádena (Málaga): Ediciones de Aquí, 2003.

Libros sobre Vicente Núñez:

Bianchi, Marina (2011). Vicente Núnez: parole come armi. Barcellona P. G. (ME): Edizioni Smasher.

Casado, Miguel (2004). El vehemente, el ermitaño. Benalmádena (Málaga): Ediciones de Aquí.

Fernández Prieto, Celia (ed.) (2009). Vicente Núñez. Oralista, poeta, sofista, actas del Congreso Nacional Vicente Núñez (Córdoba y Aguilar de la Frontera, 29-30 octubre 2007). Sevilla: Renacimiento - col. Iluminaciones.

Martínez Serrano, Leonor María (ed.) (2012). Vicente Núñez, patrimonio vivo de Aguilar de la Frontera, textos de las I Jornadas científico-didácticas sobre la vida y obra de Vicente Núñez (Aguilar de la Frontera, 27-28 abril 2011). Montilla (Córdoba): Fundación Vicente Núñez - Junta de Andalucía - Centro del Profesorado Priego-Montilla.

Martínez Serrano, Leonor María (ed.) (2013). Vicente Núñez, poeta y filósofo universal, textos de las II Jornadas científico-didácticas sobre la vida y obra de Vicente Núñez (Aguilar de la Frontera, 24 abril 2013). Montilla (Córdoba): Fundación Vicente Núñez - Junta de Andalucía - Centro del Profesorado Priego-Montilla.

Martínez Serrano, Leonor María (ed.) (2014). Vicente Núñez, crítico de arte y literatura, textos de las III Jornadas científico-didácticas sobre la vida y obra de Vicente Núñez (Aguilar de la Frontera, 24 abril 2014). Montilla (Córdoba): Fundación Vicente Núñez - Junta de Andalucía - Centro del Profesorado Priego-Montilla.

Números-homenaje a Vicente Núñez de revistas literarias 

AA. VV. (primavera 1995). Bazar. Málaga: Diputación - Área de Cultura y Educación, n. 2.

AA. VV. (2003). Ánfora Nova Dossier Vicente Núñez. Rute (Córdoba): CajaSur, n. 55-56.

AA. VV. (2004). Renacimiento. Sevilla: Junta de Andalucía - Conserjería de Cultura, n. 43-44. AA. VV. (2006). Carmina. Alcalá de Guadaíra (Sevilla): Ayuntamiento de Aguilar de la Frontera y Conserjería de Cultura de la Junta de Andalucía, n. 2, 2006.

Información adicional

  • Universidad Studi di Bergamo
  • Investigador Marina Bianchi
  • Publicación Viernes, 15 Abril 2016

  • +34 971 173 314 
  • Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

El Grupo

Poéticas de la Transición (1973-1982)

En su fase actual, el grupo POESCO se encuentra trabajando en el estudio histórico y filológico de la poesía española publicada a lo largo del período histórico de la Transición a la democracia, un período tan breve como intenso de nuestras letras, en el que tiene lugar uno de los momentos más fecundos de la poesía española reciente por lo que toca a la convivencia de diversas tendencias poéticas, pero también porque coexisten en el panorama literario cuatro generaciones distintas.

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